Cómo utilizar el lenguaje para diferenciar tu marca

Hay algo que a estas alturas del juego todos tenemos muy claro: las palabras nos definen. ¿Pero sabes cómo utilizar el lenguaje para diferenciar tu marca en un mercado cada vez más competitivo?

O lo que es lo mismo, ¿te has parado alguna vez a pensar en esas palabras que consiguen que la gente, solo con leerlas o escucharlas, te reconozca?

Te lo planteo de otra forma. 

Si ahora mismo elimino todos los colores, elementos gráficos y fotografías de tu web… ¿Sabrían reconocerte solo por los textos?

En la mayoría de las marcas la respuesta es NO. 

Y ahí es dónde entra en juego la identidad verbal. 

Identidad verbal: ¿moda o necesidad? 

En los últimos meses hemos oído mucho hablar de identidad verbal. Un término que, aunque ya era muy utilizado entre los especialistas en branding, no lo era tanto entre las marcas personales. 

Pero realmente, ¿es solo una moda o una necesidad?, ¿realmente las marcas necesitan definir su identidad verbal para poder diferenciarse?

Hay algo que tienes que tener claro y es que las marcas son como las personas. Y, como ellas, tienen una determinada manera de pensar, de comportarse y sobre todo de comunicarse y relacionarse entre sí. 

Seguro que más de una vez te ha pasado que oyes a una persona y piensas “habla como fulanito”, ¿verdad? 

Y es que inconscientemente tendemos a asociar determinados términos o formas de hablar con personas concretas. 

Es decir, somos capaces de detectar la voz, el tono y el universo verbal de una persona al entrar en contacto con ella repetidas veces. 

Y lo mismo pasa con las marcas. ¿La ventaja? Que podemos diseñar de forma estratégica cómo queremos que hable nuestra marca para llegar a un público determinado y con uno objetivos concretos. 

lenguaje para diferenciar tu marca

Ventajas de trabajar tu identidad verbal

¿Cuántas veces te has pasado horas mirando una web sin decidirte?. Pasando de foto en foto, de artículo en artículo, como en un bucle infinito.

Hasta que te cansas, la cierras y a otra cosa. Sin comprar, sin reservar y la mayoría de veces sin ni siquiera recordar el nombre de la marca.

Su mensaje no es claro, directo y conciso. Y lo que es aún más importante: no consigue transformar a los curiosos en compradores. 

Y es que tan importante es lo que decimos como la forma en la que lo hacemos. 

Por ello, si consigues plasmar tu propia identidad verbal en la comunicación de tu proyecto conseguirás:

  • Hacerlo memorable
  • Conectar con tu audiencia
  • Emitir mensajes coherentes y en consonancia con tu propuesta
  • Posicionarte en tu sector

En definitiva, lograrás que el usuario sea capaz de reconocer tu voz entre las miles de propuestas que tiene a su alcance. 

Cómo empezar a definir tu identidad verbal

En el contexto actual en el que lo digital cobra cada día más fuerza, las marcas no solo son vistas, también son leídas.

Por eso es importante que aprendas a elegir palabras y frases distintivas que hagan que tu marca se destaque en un mercado cada vez más competitivo.

Te dejo dos preguntas clave: 

  • ¿Cómo quieres que te vea tu audiencia?
  •  ¿Qué quieres transmitir? 

Y a partir de ahí algunos puntos en los que deberás trabajar para diferenciar tu marca a través de las palabras:

  • Naming, tratamientos y usos (tagline / posibles claims).
  • Valores de la marca. Visión global y definición de su cultura.
  • Definición de la voz de la marca: ¿Qué personalidad tiene la marca? ¿Cómo se relaciona con sus distintos tipos de públicos para reflejarla?
  • Definición del tono general de la marca.
  • Definición de tonos específicos de la marca según contextos, canales o públicos.
  • Definición de las normas y estilos en la comunicación de la marca: reglas, normas gramaticales, usos del lenguaje y su relación con el lenguaje visual de la marca.

Te recomiendo además que, dentro de esos usos del lenguaje, tengas en cuenta apartados aspectos como el uso de la jerga, de los emojis y de la voz activa o pasiva (entre otros)

¿Por dónde empezar?

Elige un texto que tenga especial importancia dentro de tu estrategia (por ejemplo el email de bienvenida a tu newsletter, la bio de Linkedin..)

Revísalo con ojo crítico e intentando responder a estas preguntas: 

  • ¿Qué emoción quiero transmitir?
  • ¿Cuál es el objetivo de este mensaje?
  • ¿Me ayuda a diferenciarme de la competencia?
  • ¿Mi cliente podría saber que lo he escrito yo sin ver el logo o los colores de mi marca?

Otro ejercicio que puedes empezar a hacer es intentar explicar el mismo hecho usando dos tonos distintos. 

Coge papel y lápiz e intenta por ejemplo hablar de un nuevo servicio que vas a sacar usando por un lado un tono humorístico y por otro un poco más canalla. ¿Con cuál te sientes más identificado?, ¿cómo lo contaría tu marca?

Ahora puedes probar a reescribirlo pensando en cómo lo haría una determinada persona. La cosa cambia completamente, ¿verdad? 

Si adquieres el hábito de intentar coger esos pequeños textos del día, analizarlos y pensar cómo podrías hacerlos tuyos, luego te saldrá solo.  

En definitiva, empieza a utilizar tu propio universo verbal y sácale todo el partido a tu voz de marca. No hay nadie como tú, aprovéchalo. 

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